domenica, settembre 04, 2005

POEMAS GASTRONOMICOS



LA MUJER DE ALBAHACA (fragmento)
Canto Popular de las comidas - Armando Tejada Gómez (argentino)
Tengo, si es por tener, los sagrados oficios:tengo de hacer el pan, de amasarlo temprano,de taparlo a la hora que el sol trepa a los pájarosy dejarlos que crezcan como un fruto en octubrelentamente, a la sombra patriarcal de los árboles.Tengo, si es por tener, la leña del quebrachoque me caldea el horno desde lo rojo al blanco.Tengo, que cuando vienen los míos de la lluvia,tengo pan y me suenan a trigo las enaguas.Tengo que si lo pongo como un sol en la mesamis hijos parpadean, ríen encandiladoshasta que traigo humeando una olla de locroy mi hombre parte el pan sobre su pecho grandey ahí, entre sus voces laboriosas y lerdasmiro caer la luna en lentas rebanadas.

Me gusta colocar la olla sobre el fuego.....
Hamlet Lima Quintana
Me gusta colocar la olla sobre el fuego, pelar las papas, desbarbar a los choclos, echar una pizca de todas las especias, aderezar la carne consonrisas, cocinar y escanciar el vino a los amigos. A veces pienso que de ese modo alimenticio compartimos el amor y la lucha, el llanto y las palabras, nos comemos el alma con lechuga y bebemos la vida en una copa.

ALIMENTOS
Miguel Ángel Asturias
Hoy esparcí la sal en las esteras. Todosmovieron sus ojos de bestiezuelas tristes,sin pestañear, los labios sin decir nada.Silencio y goterones de primera saliva.No tenían sal en sus hogares y ahoraera de ellos como el agua y el fuego.

Oda a la Cebolla
Pablo Neruda
Cebolla luminosa redoma, pétalo a pétalo se formó tu hermosura, escamas de cristal te acrecentaron y en el secreto de la tierra oscura seredondeó tu vientre de rocío. Bajo la tierra fue el milagro y cuando apareció tu torpe tallo verde, y nacieron tus hojas como espadas en el huerto, la tierra acumuló su poderío mostrando tu desnuda transparencia, y como en Afrodita el mar remoto duplicó la magnolia levantando sus senos, la tierra así te hizo, cebolla, clara como un planeta, y destinada a relucir, constelación constante, redonda rosa de agua, sobre la mesa de las pobres gentes. Generosa deshaces tu globo de frescura en la consumación ferviente de la olla, y el jirón de cristal al calor encendido del aceite se transforma en rizada pluma de oro. También recordaré cómo fecunda tu influencia el amor de la ensalada y parece que el cielo contribuye dándote fina forma de granizo a celebrar tu claridad picada sobre los hemisferios de un tomate. Pero al alcance de las manos del pueblo, regada con aceite, espolvoreada con un poco de sal, matas el hambre del jornalero en el duro camino. Estrella de los pobres, hada madrina envuelta en delicado papel, sales del suelo, eterna, intacta, pura como semilla de astro, y al cortarte el cuchillo en la cocina sube la única lágrima sin pena. Nos hiciste llorar sin afligirnos. Yo cuanto existe celebré, cebolla, pero para mí eres más hermosa que un ave de plumas cegadoras, eres para mis ojos globo celeste, copa de platino, baile inmóvil de anémona nevada y vive la fragancia de la tierra en tu naturaleza cristalina.

Odas al caldillo de congrio
Pablo Neruda
En el mar tormentoso de Chile vive le rosado congrio, gigante anguila de nevada carne. Y en las ollas chilenas, en lacosta, nació el caldillo gravido y suculento, provechoso. LLeve a la cocina el congrio desollado, su mancada piel cede como un guante y al descubierto queda entonces el racimo del mar el congrio tierno reluce ya desnudo, preparado para nuestro apetito. Ahora recoges ajos, acaricias primero ese marfil presioso, huele su fragancia iracunda, entonces deja el ajo picado caer con la cebolla y el tomate hasta que la cebolla tenga color de oro. Mientras tanto se cuecen con el vapor los regios camarones marinos y cuando ya llegaron a su punto, cuando cuajó el sabor en una salsa formada por el jugo del océano y por el agua clara que desprendió la luz de la cebolla, entonces que entre el congrio y se sumerja en la gloria, que en la olla se aceite, se contraiga y se impregne. Ya solo es necesario dejar en el manjar caer la crema como una rosa espesa, y al fuego lentamente entregar el tesoro hasta que en el caldillo se calienten las esencias de Chile, y a la mesa lleguen recién casados los sabores del mar y de la tierra para que en este plato tú conozcas el cielo.

Oda al Vino
Pablo Neruda
Vino color de día, vino color de noche, vino con pies de púrpura o sangre de topacio, vino, estrellado hijo de la tierra, vino, liso como una espada de oro, suave como un desordenado terciopelo, vino encaracolado y suspendido, amoroso, marino, nunca has cabido en una copa, en un canto, en un hombre, coral, gregario eres, y cuando menos mutuo. A veces te nutres de recuerdos mortales, en tu ola vamos de tumba en tumba, picapedrero de sepulcro helado, y lloramos lágrimas transitorias, pero tu hermoso traje de primavera es diferente, el corazón sube a las ramas, el viento mueve el día, nada queda dentro de tu alma inmóvil. El vino mueve la primavera, crece como una planta de alegría, caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto. Oh tú, jarra de vino, en el desierto con la sabrosa que amo, dijo el viejo poeta. Que el cántaro de vino al beso del amor sume su beso. Amor mío, de pronto tu cadera es la curva colmada de la copa, tu pecho es el racimo, la luz del alcohol tu cabellera, las uvas tus pezones, tu ombligo sello puro estampado en tu vientre de vasija, y tu amor la cascada de vino inextinguible, la claridad que cae en mis sentidos, el esplendor terrestre de la vida. Pero no sólo amor, beso quemante o corazón quemado eres, vino de vida, sino amistad de los seres, transparencia, coro de disciplina, abundancia de flores. Amo sobre una mesa, cuando se habla, la luz de una botella de inteligente vino.Que lo beban, que recuerden en cada gota de oro o copa de topacio o cuchara de púrpura que trabajó el otoño hasta llenar de vino las vasijas y aprenda el hombre oscuro, en el ceremonial de su negocio, a recordar la tierra y sus deberes, a propagar el cántico del fruto.

La Cuchara de Plata
Po Chu-í (chino, 772-846)
Mi corazón está acostumbrado a los destinos remotos;no me resultó difícil abandonar mi casa.Pero sí el dejar a la señorita Kueí:por ella las lágrimas llenaron mis ojos.La niña debe ser alimentada con muchos cuidados:Señora Tzao, le ruego que usted se ocupe de ello.Por mi parte, he envuelto y he mandado una cuchara deplata:¡come sin preocuparte, y piensa en mí cuando comas!

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